Historia de la Charrería

Con un sombrero de ala ancha, sus chaquetillas de gamuza o lana, el pantalón de caporal con grecas y botonaduras, la camisa y la corbata rebozo; entra cabalgando un hombre haciendo piruetas y suertes que alebrestan a los asistentes. La mujer entra cabalgando, con un traje similar, de chaquetilla con grecas y falda o pantalón, con un sombrero o un adorno de Adelita, y con sus suertes hace gritar a la gente con felicidad. En la plaza, la gente grita con emoción asombrada de las suertes que realizó el Charro y la Escaramuza ; es un día de Charreada y el pueblo lo sabe.

Historia de la charreria

La Charrería , es una práctica tradicional mexicana , donde se valora el pastoreo del caballo. Esta tradición, precede desde la época colonial, y ha sido transmitida por generaciones; siendo los Charros, los encargados de demostrar el arte de atrasado o jinetear yeguas y caballos, demostrando su habilidad en los mismos.

Actualmente, se encuentra desde 2016 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y es representativo de una cultura mexicana que está plagada de diversidad y tradiciones. Estas tradiciones nacieron desde la Colonia y la Nueva España, y han sido continuas hasta la fecha.

La Charrería , fue una invención de la colonia, ya que el primer contacto que tienen los indígenas con el caballo es durante la conquista. Cuando Hernán Cortés desembarca en las costas de México, mira a los caballos como un monstruo de patas largas, y ayuda a los indígenas ve a los conquistadores como dioses; confundiendo a Hernán Cortés con Quetzalcóatl.

Con la conquista, entró el caballo dentro de la ganadería en la Nueva España, y no fue sino hasta 1619 que se convirtió a los indígenas y criollos el uso del caballo. Y fue en la ciudad de Pachuca, capital real Hidalguense, que se dio el primer permiso escrito para que los indígenas pudiesen montar a caballo.

Para el siglo XIX, los poseedores de ganado y terratenientes, adquirieron una gran cantidad de trabajadores. Esto propició en los años posteriores de la Colonia, se desarrollará la fiesta del Rodeo.

En esta fiesta del rodeo, se hace una formación circular con los jinetes de caballos para mostrar el ganado en la selección de animales. Esta demostración y rienda de los caballos, hace que los trabajadores de las haciendas se vuelvan jinetes muy aptos con conocimiento de agricultura y ganado.

Posteriormente, para el siglo XX, comenzó a conocerse como Jaripeo en las fiestas de Rodeo, donde la concentración de animales era pública para demostrar el uso del lazo para amarrar a los animales. En los jaripeos, participaban los señores hacendados y era un espectáculo que se presenciaba en compañía de los familiares de los mismos y la población general. Lo cual termina con una fiesta llena de tequila y suculentas carnes acompañadas de tortilla.

Una vez realizada la Independencia de México, el término del jinete comienza a conocer como cuerudos, y su gran habilidad con el lazo se vuelve un instrumento de empoderamiento del mexicano; puesto que la imagen de lo que sería el charro comienza a formar: un hombre poderoso y aguerrido, capaz de dominar a cualquier animal y la naturaleza con sus amplias habilidades.

Es hasta el período del Porfiriato, donde comienzan a hacer agrupaciones de cuerudos, debido a la desaparición de Haciendas por el reparto agrario, buscan incentivar las fiestas de la Charrería, una manera de nostalgia respecto a su origen en las haciendas y ranchos.

En la actualidad, el Charro y la Escaramuza, son reconocidos como deportistas en una tradición que busca representar la historia mexicana; comienza la fiesta charra con un desfile general de Charros, Adelitas y Escaramuzas, y registra el camino del Lienzo Charro y rinden honra a la bandera. En la misma se lleva a cabo una serie suertes que buscan ejemplificar el talento del México moderno, que ha sabido salvar las tradiciones prehispánicas, las herencias europeas y formar una cultura propia llena de salvación.

 


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